por Mariano Akerman*
Louis Dubois
Mausoleo Dorrego-Ortiz Basualdo
fines siglo XIX y principios siglo XX
Cementerio de la Recoleta
Ciudad de Buenos Aires, Argentina
Realizado por el arquitecto francés Louis Dubois, con recreación de esculturas del italiano Giovanni Villa, el mausoleo de la familia Dorrego-Ortiz Basualdo es, tanto por sus dimensiones como por su significado, un hito en el Cementerio de la Recoleta.
fuente de la imagen
Acerca de la razón de ser, la monumentalidad y el simbolismo del Mausoleo Dorrego Ortiz Basualdo se refiere Omar López Mato: "Cuando se enfrenta a este mausoleo, del tamaño de una iglesia, no puede uno más que preguntarse (después de maravillarse) ¿Por qué tanto? / [... Los] Dorrego Ortíz Basualdo [... poseían] la mentalidad conservadora de [... los] terratenientes porteños. / Acostumbrados a enterrar a [los suyos] en las iglesias, cuando Rivadavia impuso su sesgo anticlerical, ellos intentaron llevar la ley a su lado. / Si la ley no les permitía enterrar a sus deudos en una iglesia, ellos levantarían las iglesias donde estuviesen enterrados, para poder rezar allí [...]. / Así nació este símbolo de salvación espiritual, con el aceite justo para que sus velas ardan hasta el día del Juicio Final" (
Ortiz Basualdo Dorrego,
Ciudad de ángeles: Historia del Cementerio de la Recoleta, Olmo Ediciones, 2001).
El mausoleo consta de dos componentes. El recinto de la bóveda propiamente dicha, con entrada lateral, y una gran hornacina, adosada al cuerpo principal de mausoleo y que funciona como fachada principal del mismo, formando a su vez una imponente capilla.
Fabián Riofrío
De naturaleza ecléctica, el mausoleo combina elementos góticos y renacentistas.
Una de las fachadas del mausoleo posee un gran rosetón y un entablamento 'quebrado' reminiscente de la arquitectura gótica.
La capilla del mausoleo presenta un gran nicho inspirado en la arquitectura renacentista del Quattrocento italiano. El mismo posee una bóveda de cañón corrido, visualmente soportada en la capilla por un arco de medio punto, un entablamento y pilastras corintias con fustes que incluyen motivos ornamentales clásicos, que también remiten al espectador a lenguaje estilístico florentino de alrededor de 1480.
Las esculturas del mausoleo incluyen una cruz y una figura femenina esculpidas en mármol blanco; ambas pueden verse junto a un candelabro de siete brazos realizado en bronce. La figura escultórica femenina tiene su modelo de referencia en otra, realizada por Villa y que se encuentra en el Monumento Montanaro en Staglieno (Cementerio de Génova, Italia,
c. 1880). Aparentemente representa una de las cinco vírgenes sabias (con fuente de inspiración en la
Parábola de las diez vírgenes (
Mateo 25:1-13).[1] La joven porta una delicada corona vegetal que simbolizaría la idea de triunfo. Mas la actitud corporal de la figura y en particular su inclinada pose tienden a desdibujar esa idea, para comunicar tanto devoción como humildad.
El mausoleo presenta un basamento con el nombre de la familia titular inscripto en relieve. El arco que enmarca al conjunto escultural presenta la inscripción latina "O CRUX SPEC UNICA" (Oh Cruz, Nuestra Sola Esperanza). Dicha inscripción proviene de un himno religioso del siglo VI.
Motivo y fuente de inspiración
La gran
cruz latina preside la capilla. En el extremo de cada uno de sus brazos pueden observarse los símbolos de los cuatro evangelistas (hombre-Mateo, león-Marcos, toro-Lucas, y águila-Juan). En su origen último se halla el
tetramorfos (
Ezequiel 1:10 y
Apocalipsis 4:6-8). En el arte, todo ello encuentra expresión visual en casos tales como el fol. 27
v del
Libro de Kells (800 EC) y el fol. 13
r del
Evanglios de Aquisgrán (820 EC).
Libro de Kells, fol. 27v. Trinity College, Dublín
Evanglio de Aquisgrán, fol. 13r. Tesoro Catedralicio, Aquisgrán
La figura femenina es una imagen alegórica a menudo identificada como una de las cinco vírgenes sabias.
Parábola de las diez vírgenes. 1 Entonces el reino de los cielos será semejante a las diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. 2 Cinco de ellas eran sabias y cinco imprudentes. 3 Las imprudentes, tomaron sus lámparas, mas no se proveyeron de aceite; 4 Las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en sus alcuzas [o pequeños recipientes para contener el aceite]. 5 Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. 6 A la medianoche se oyó un clamor: "¡Aquí viene el esposo!; ¡salid a recibirle!" 7 Entonces todas las vírgenes se levantaron, y prepararon sus lámparas. 8 Las insensatas dijeron a las prudentes: "Dadnos de vuestro aceite: nuestras lámparas se apagan." 9 Mas las prudentes respondieron: "Para que no nos falte el aceite a ninguna, id a los que lo venden, y compradlo para vosotras." 10 Mientras las imprudentes fueron a comprarlo, llegó el esposo. Las que estaban preparadas entraron con él al banquete de la boda. Luego la puerta se cerró. 11 Después llegaron las otras vírgenes, diciendo: "Señor, señor, ábrenos." 12 Mas él les respondió: "De cierto os digo, que no os conozco." 13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el esposo ha de venir (Mateo 25:1-13).
Peter von Cornelius, Las vírgenes sabias y las imprudentes, 1813. Acompañadas por un ángel, las cinco vírgenes sabias reciben a Jesús (quien es seguido por David y Pedro). Nótese las pequeñas lámparas de aceite que traen consigo. En el fondo del cuadro se hallan las cinco vírgenes imprudentes, en la oscuridad.
El esposo es Jesucristo, que llega para incluir en su banquete eterno a los verdaderos creyentes, simbolizados por las diez jóvenes vírgenes que velan y esperan de ser invitadas a la boda. En la parábola, a semejanza de lo que sucede en la tradición bíblica hebrea, la relación con Dios es presentada en términos nupciales.
En tiempos bíblicos, las bodas judías comenzaban al atardecer y con la puesta de sol. La novia esperaba en su casa, rodeada de sus amigas. Luego venía el esposo a buscarla. Ello se realizaba mientras se portaban las luces emitidas por lámparas de aceite y en la compañía de música y alegres cánticos. La esposa portaba una corona vegetal flores. Luego se celebraba un banquete de bodas.
Las vírgenes sabias. Esculturas románicas de Sto Domingo de la Calzada, La Rioja, España
Las vírgenes imprudentes. Idem.
La parábola de las vírgenes hace alusión al fin de los tiempos (
escatología) y el retorno del Cristo (
parusía) para el
juicio final. Las vírgenes recuerdan los deberes que conlleva el ejercicio de la fe cristiana. Nótese que todas ellas pertenecen a un mismo grupo de creyentes representando en su conjunto dos importantes variantes de la fe cristiana. Según la parábola evangélica, es en dicho grupo donde es posible encontrar tanto la sabiduría como la imprudencia.
Tímpano de la catedral de Basilea. Escultura románica que relaciona la Parábola de las diez vírgenes con el juicio final.
Simbólicamente, el aceite resulta indispensable para alimentar la lámpara de la fe y la subsecuente inclusión en el banquete nupcial (reino de los cielos). Las vírgenes sabias se han provisto de él y logran resistir la prolongada vigilia nocturna para seguidamente encontrarse prontas ante el recibimiento del esposo. En cambio, las vírgenes imprudentes, representando a los cristianos que descuidan el cumplimiento de sus deberes, ven cómo sus lámparas se apagan irremediablemente y debido a ello llegan demasiado tarde al encuentro.
Mateo 25: 12. Codex Purpureus Rossanensis, evangelio griego, siglo VI. Biblioteca del Museo Diocesano, Rossano
Relieve romano. Los espolios de Jerusalén incluyen trompetas y la menorá, provenientes todos ellos del Templo. Arco de Tito, Roma, 82 EC.
Aharón como Sumo Sacerdote agrega aceite a la Menorá. Miscellánea franco-hebrea, c. 1280. Londres, British Library, Ms Add 11639, f. 114r (The North French Miscellany; Jewish Art)
Encendido de la menorá. Esta pintura contemporánea de Zimjuv Zeli incluye el candelabro recientemente creado para ser empleado en el Tercer Templo de Jerusalén.
La menorá es para el pueblo hebreo un símbolo de esperanza. La importancia del candelabro de siete brazos constituye una tradición milenaria. Dicho símbolo figura en el escudo del moderno Estado hebreo (sobre una inscripción designando a dicho país en la lengua que le es propia); visualmente, el mencionado motivo implica una restitución de la menorá usurpada por Tito en 70 EC.
Obra y significado
La conjunción simbólica que presenta el Mausoleo Dorrego Ortiz Basualdo es enigmática y no carece de originalidad. La coexistencia de la cruz y la menorá en una misma obra es infrecuente en el arte occidental, mas existen excepciones. Entre ellas figura un caso de arte paleocristiano donde ambos símbolos coexisten en un mismo trabajo.
Incisión paleocristiana con la cruz y la menorá (flanqueadas por lulav y shofar). Fuste de columna proveniente de Laodicea, posiblemente siglo IV-V EC. Un círculo sirve de nexo entre la base de la cruz y el eje principal de la menorá, cuyas luminarias se hallan ya encendidas. Las incisiones posiblemente hayan sido realizadas en momentos distintos y con propósitos diferentes. Estilísticamente, los motivos hebráicos poseen un tipo de línea diferente al que posee la cruz. Compositivamente, la menorá y la cruz forman un símbolo judeocristiano, pero esto tiende a volverse cuestionable al ser considerada dicha conjunción en términos estilísticos: el posicionamiento de un símbolo sobre el otro de un modo literal invocaría aspiraciones supersesionistas. Debate. Ergo, la conjunción en cuestión no aporta por sí misma evidencia suficiente para poder determinar si se trata de un símbolo de continuidad o uno de reemplazo.
En el Mausoleo Dorrego Ortiz Basualdo, la elección de colocar la cruz y la menorá conjuntamente sugiere cierta apertura de ideas por parte de tanto el escultor como la familia comitente. Tal característica acaso remita al espectador a la apertura y tolerancia de los primeros seguidores de Jesús. Con todo, difícil resulta demostrar que una familia católica, tradicional y bien posicionada en la sociedad argentina, haya intentado expresar públicamente aquello que podría ser entendido como judeocristianismo (y que quedaría expuesto en el monumento de un modo explícito y harto evidente).[3] Acaso sea inapropiado enfatizar demasiado tal teoría.[4] Indudablemente cuando el mausoleo fue concebido, el origen hebreo del cristianismo era bien conocido por todos, y no menos lo era la posición de la Iglesia en lo que concierne a Jesús, María, Juan, Pedro y Pablo, cuyas raíces judías afirmó, y afirma, desde siempre.
Significativamente, la coexistencia de la menorá y la cruz en un mismo trabajo expresan conocimiento de los orígenes del cristianismo. Este aspecto es comunicado en el mausoleo de un modo sutil, como si se tratase de un recordatorio, algo que dista de ser un gesto desafiante. Por otra parte, no debe olvidarse que ser judío a fines del siglo XIX o principios del siglo XX implicaba pertenecer a un grupo humano diaspórico, considerado
apátrida, y a menudo expuesto a la
judeofobia y las
persecuciones violentas por ella generadas.[5]
Mas, sea cual fuere el motivo último que llevó a los Dorrego Ortiz Basualdo a incluir la menorá del Templo de Jerusalén en su mausoleo, importante es aquí indicar que tal proceder constituye un gesto extraordinario en el arte occidental decimonónico. Precisamente en esa época el pueblo judío había obtenido aquello que se conoce como la
Emancipación, recibiendo la igualdad de derechos en casi toda Europa. La imaginería del Mausoleo Dorrego Ortiz Basualdo sugiere que la menorá del Templo no se ha perdido para siempre. Sugiere además cierta autoconciencia e incluso autoafirmación de posibles raíces hebreas entre los propietarios del mausoleo. Sin embargo, haciendo eco de aquello que sucede con las velas en las capillas cristianas, la menorá del Mausoleo Dorrego Ortiz Basualdo es encendida próxima a la cruz, que en este caso ha tomado el lugar ocupado por el
Arca de la Alianza en la Antigüedad. Luego de la destrucción del Templo, el Arca será reemplazada en la imaginería sinagogal por el Arca Sacra que contiene la
Torá (
Arón ha-Kodesh; cf.
sinagoga).
Representación simbólica del Templo, aquí con dos menorot, base de un recipiente de vidrio y lámina de oro, Roma, siglo IV EC. Museo de Israel, Jerusalén. Nótense las ánforas para el aceite y la presencia de los frutos de las primeras cosechas (otrora presentados en el Templo cada año; Deuteronomio 26:1-11).
Esquema compositivo del mosaico de la Sinagoga de Essen, Alemania, 1913
En Recoleta, el mausoleo retoma y prosigue el arriba-ilustrado modelo paleocristiano. La incisión paleocristiana se ha vuelto ahora funcional y transmite un mensaje un tanto más complejo y acaso no del todo evidente. Para comprender el simbolismo del Mausoleo Dorrego Ortiz Basualdo es necesario recurrir a un vitral del siglo XII que se halla en la francesa basílica de St Denis.
Vitral en medallón de la basílica de St Denis: El Mesías, Ecclesia y Synagoga, Francia, siglo XII
Consistente con el punto de vista teológico del cristianismo medieval, el vitral de St Denis presenta al Mesías coronando a "Eclesia" (Ecclesia) y removiendo la venda que previamente cubría los ojos de "Sinagoga" (Synagoga). Las figuras femeninas del vitral eclesiásitico son dos alegorías de la fe, cristiana y judía respectivamente.[6] Según expresa el motivo representado en el medallón francés, la fe mosaica no necesariamente sufría de ceguera espiritual, sino que portaba una venda que le impedía la visión. Es esa venda la que remueve el Mesías, la Iglesia no.
De particular importancia en el medallón de St Denis son seis círculos que convergen en otro central y que se hallan delineados sobre la figura del Mesías. Ellos aluden a cada uno de los siete días que fueron necesarios para la Creación. En efecto, inicialmente las luminarias de la menorá eran reminiscentes de ello y asimismo simbolizaban la fe. Tradicionalmente, las luminarias de la menorá se ubican siempre a una misma altura, convergiendo seis de los brazos que las soportan en otro que resulta ser el principal. Los siete círculos que el Mesías presenta en St Denis sugieren una menorá vista desde arriba, de modo tal que
seis de sus brazos convergen en el séptimo, siendo este último central y funcionando a su vez como eje de un tipo de menorá que permite el
giro de los demás brazos alrededor de su eje principal.
La luminaria de mayor importancia en la menorá se halla ubicada sobre el eje principal de la misma. Según la tradición creacionista, ella simboliza el Día de Descanso (Shabat para los judíos; Domingo para los cristianos).[7] Significativamente, la menorá del Mausoleo Dorrego Ortiz Basualdo posee seis de sus luminarias encendidas y es precisamente en el receptáculo central del utensilio que la figura femenina se dispone a verter el aceite justo con el propósito de encender su llama.
Figura alegórica vierte aceite en la menorá. Detalle del Mausoleo Dorrego Ortiz Basualdo
Consecuentemente, la figura femenina puede ser entendida como una alegoría de la Fe. Y, sin negar aquí la posible validez de la Parábola de las vírgenes como fuente de inspiración,[8] conviene también señalar que la figura femenina del Mausoleo Ortiz Basualdo se presenta además como una alegoría de la Fe que trasciende las diferencias propias de sus predecesoras,
Ecclesia et Synagoga. Se trata entonces de una alegoría universal de la Fe, una que comprende la creencia en su sentido más amplio. Es precisamente en este sentido que el Mausoleo Dorrego Ortiz Basualdo es singular en su significado.
Al verter aceite en el recipiente que se halla sobre el eje de la menorá, la mencionada alegoría de la Fe sugiere cierta posible relación a la noción de Descanso, mas la luz y el encendido de las luminarias son conocidos símbolos judeocristianos de esperanza (resurrección de los muertos).[9] Por tratarse de un monumento cristiano, lo antedicho es presentado ante la cruz, que para los creyentes cristianos es símbolo de Redención.
Símbolo de Esperanza. Lámpara de aceite con el motivo de la menorá en su asa, cerámica, Nazaret, siglo IV-V EC. Museo de Israel, Jerusalén
Imagen clave
Un punto de encuentro
Pese a la marcada diferencia que se da entre el bronce de la menorá y el mármol de los demás motivos del monumento, todos ellos trabajan como un conjunto orgánico y logran establecer una armonía estético-significativa, con referente visual en otro interesante mausoleo de la cultura occidental.[10] Se trata pues de una asertividad sutil.
Como estrategia de comportamiento y modo de comunicación, la asertividad típicamente se sitúa en un punto intermedio entre otras conductas polares tales como la agresividad y la pasividad (o no asertividad).[11] La asertividad es por ello un comportamiento comunicacional maduro a través del cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, pero sí manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos. Cabe mencionar que la asertividad es una conducta propia de las personas, un comportamiento, y que es también una forma de expresión conciente, congruente, clara, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar ideas y sentimientos o bien defender derechos legítimos sin tener la intención de herir o de perjudicar a nadie. La asertividad resulta de un proceder que parte de un estado interior de autoconfianza (en vez que desde un plano emocional limitado y que acaso comunique ansiedad, culpa, o rabia).
Más allá de los motivos últimos que hayan conducido a los Dorrego-Ortiz Basualdo a adoptar la imaginería visual hoy presente en el mausoleo, la conjunción simbólica que se da en el mismo es intrigantemente sugestiva y poéticamente asertiva.
Mariano Akerman*
Investigador y autor del presente artículo, 21 de septiembre de 2012
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Notas
* Ética digital requerida. Nótese que la presente nota es una investigación original con fines educativos; queda prohibida su reproducción en línea sin el previo consentimiento por escrito de su autor, quien solicita se respeten sus derechos intelectuales.
1. Conocida también como la Parábola de las vírgenes sabias y las imprudentes, el caso en cuestión constituye una de las más célebres parábolas de Jesús. Según la tradición evangélica, cada una de las vírgenes porta su lámpara a la espera del novio. Por la noche, cuando él se retrasa, solo cinco entre ellas demuestran sabiduría, habiendo traído consigo el aceite necesario para mantener viva la llama de su lámpara. Las otras cinco se quedan cortas en aceite. Y mientras las vírgenes imprudentes se ocupan de conseguir aceite para sus lámparas, se pierden ellas la llegada del novio, quedando así excluidas del banquete por él ofrecido.
2. No confundir con el candelabro hebreo de nueve brazos empleado durante la Fiesta de las Luces o
Jánuca, al que se conoce como
Janukiá).
3. Mario Javier Saban,
Judíos conversos: los antepasados judíos de las familias tradicionales argentinas, Buenos Aires: Distal, 1990. Sabán busca reconstruir la historia de los judíos conversos en el Río de la Plata e indicar la influencia de la cultura hebrea en la construcción de la Argentina. Intenta Sabán a su vez demostrar la ascendencia judía de importantes personalidades de dicho país. Publicada por Editorial Sudamericana en 2007, la segunda edición de su obra lleva un subtítulo que expresa lo antedicho aún con mayor precisión:
Judíos conversos: la influencia hebrea en los orígenes de las familias tradicionales argentinas.
4. Ejemplo, "el mausoleo Dorrego Ortiz Basualdo [...] hace confesión de orígenes sefaradíes con una llamativa Menorah" (Diego Bigongiari, "Un paseo por la París de Sudamérica",
Buenos Aires y alrededores: guía del viajero, Buenos Aires: Rumbo-Austral, 2008, vol. 1, p. 135). Incluso en el caso de que los Dorrego hayan tenido raíces portuguesas y judeocristianas, importante es recordar aquí que teoría interesante no es sinónimo de evidencia irrefutable. Los restos de
Manuel Dorrego (una de las principales figuras del federalismo en las
Provincias Unidas del Río de la Plata y que fuera gobernador de Buenos Aires) no se encuentran en el Mausoleo Dorrego-Ortiz Basualdo sino en
otra bóveda del Cementerio de la Recoleta.
5. En la sociedad argentina de la época se tildaba a todos los hebreos europeos de "rusos," ya si éstos provenían de ese país ya si fuesen ucranianos, polacos, lituanos, moldavos, bielorrusos o húngaros.
6. Representadas como dos figuras femeninas,
Ecclesia et Synagoga no aluden a ámbitos donde se profesa la fe (iglesia y sinagoga como edificios congregacionales), sino que son imágenes que aspiran personificar la fe cristiana en contraste con la fe mosaica. Cada una de las imágenes posee atributos que la identifican y diferencian, contrastándolas en términos antitéticos.
Un estudiado contraste clerical: Ecclesia y Synagoga, con los que en teoría eran sus respectivos atributos. La antítesis ilustrada tiene su referente en la catedral de Estrasburgo, c. 1230.
7. Un conocido refrán jasídico sostiene que "no es el pueblo judío que ha preservado el shabat, sino que es el shabat que ha preservado al pueblo judío."
8. El que la joven que vierte aceite en la menorá pueda ser una de las cinco virgenes es al menos en parte cuestionable. Iconográficamente, cada vírgen sabia es representada portando su pequeña lámpara de aceite y no vertiéndolo en el candelabro de los siete brazos (que en el Templo de Jerusalén, se encontraba ubicado en el Santuario o Hejál, recinto sacro, al que sólo sacerdotes varones tenían acceso).
9.
Ezequiel 37:1-14,
Isaías 26:19,
Daniel 12:2-3,
Catecismo 11.
10. Giovanni Battista Villa,
Mausoleo Montanaro, Cementerio de Génova,
c. 1880 (fotografiado por Alfred Noack). También allí se dan idénticos motivos y composición, mientras que otra personificación de la Fe vierte aceite en el recipiente central de la menorá. En el caso italiano, a diferencia del representado en Buenos Aires, el recipiente central de la menorá ya ha sido encendido e indudablemente posee su propia llama. El cementerio genovés es oficialmente conocido como
Cimitero monumentale di Staglieno y es una institución interconfesional, presentando sepulturas católicas, hebraicas y protestantes.
11. La palabra
asertivo proviene del latín
assertus, que significa "afirmación de la certeza de una cosa"; de ello se deduce que una persona asertiva es aquella que afirma con certeza. La asertividad es un modelo de relación interpersonal que consiste en conocer los propios derechos y defenderlos, respetando a los demás; tiene como premisa fundamental que toda persona posee derechos básicos o derechos asertivos. Existen no menos que
diecisiete derechos asertivos.
Sobre el Mausoleo Dorrego Ortiz Basualdo
La bóveda de la familia Ortiz Basualdo en la Recoleta,
La Argentina del Centenario, Diario Acción, sin fecha [2001 o posterior; reproduce el texto de Omar López Mato].
La más grandiosa de las bóvedas,
Cementerio Recoleta, 26.1.2008.
Familia Dorrego Ortiz Basualdo,
Rincones, historias y mitos de Buenos Aires: Cementerio de la Recoleta, 5.2010.
Mariano Gabriel Pérez,
Mausoleo Dorrego Ortíz Basualdo: Impresiones en blanco y negro,
Fotografías, 30.9.2010.
Cementerio de la Recoleta
La Recoleta es uno de los barrios más distinguidos y elegantes de Buenos Aires. Entre sus numerosos atractivos turísticos se destaca el Cementerio del Norte, mejor conocido como el "Cementerio de la Recoleta".
Abrió sus puertas en el año 1822 para convirtirse en el primer cementerio público de la ciudad de Buenos Aires.
El cementerio debe su fama y renombre a la belleza de su arquitectura, esculturas, bronces y vitrales. Descansan en él héroes nacionales, ex-presidentes, escritores, científicos, médicos, artistas y deportistas.
En solo cinco manzanas y media se concentran alrededor de cinco mil bóvedas que llaman la atención por su diseño y, al ser éste el lugar elegido para el último descanso de la clase pudiente y de importantes personalidades, sus sepulcros cuentan con un lujo comparable al de sus mansiones palaciegas.
En la fachada de cada mausoleo puede verse inscripto el nombre de la familia al que pertenece. Tener como última morada un espacio en este cementerio es un símbolo de estatus. Mas, en cierto sentido, la Recoleta funciona también un museo al aire libre presentando importantes trabajos de artistas nacionales y extranjeros.
Fuentes adicionales de interés
Menorah
Como símbolo, ver también
1 y
2
The Holy Menorah
Implementos del Templo
Understanding the Jewish Menorah
Evidence for the Temple Menorah
IMJ Items
Philographikon
Kedumim
Priestly breastplate
Sanctuary lamp
Dura-Europos
Judaism in art
Dura-Europos Wall Painings Gallery
Manuscritos hebreos ilustrados del medioevo
1 y
2
___
Addendum, 29.8.2018
A.
Mausoleo de las Familias Dorrego y Ortíz Basualdo,
Tumbas de la Recoleta, 19.5.2017
B. Crítica literaria, ref. Mario J. Saban,
Judíos conversos: la influencia hebrea en los orígenes de las familias tradicionales argentinas, Sudamericana, 2007. Daniel Pinedo,
Como en las mejores familias,
Página 12, 26 agosto 2007.
Como en las mejores familias
Un ensayo explora una zona poco transitada: la influencia hebrea en los orígenes de las tradicionales familias argentinas.
En los albores de la última dictadura, Jorge Luis Borges afirmó en un reportaje que por las venas de las más insignes familias (mal llamadas) patricias, abundan gotas de sangre judía. Barajó varios apellidos como Acevedo (el de su madre), Martínez de Hoz (a la sazón superministro), entre otros. No se hizo esperar la reacción pavloviana de la tilinguería de cabotaje que se dedicó a enviar airadas cartas de lectores desmintiendo el aserto, al tiempo que solicitaba árboles genealógicos a España donde, como se sabe, por una módica suma ramifican hasta donde el cliente quiera echar raíces. Contingencia que se cruza con otro curiosísimo fenómeno relacionado con la transmisión escolar de la historia, de acuerdo con la cual se funda Buenos Aires en el sigo XVI, no vuela una mosca hasta que los británicos invaden y listo: la Argentina queda erigida en una prodigiosa versión donde de un plumazo se borraron dos siglos y medio y, con ello, la presencia de otras tradiciones; la hebrea en primer lugar. Expulsados de España en 1492 y de Portugal poco después, forzados a optar entre la conversión o la hoguera, los judíos peninsulares intentaron camuflarse en las costas americanas. Integrados en las colonias hicieron un singular aporte que incluyó los primeros médicos, músicos, maestros, exportadores, en fin, pioneros que en los entrecruzamientos dejaron su impronta en apellidos luego ilustres, y de los otros. Tal es la hipótesis que despliega el abogado porteño Mario Javier Saban, quien –en Judíos conversos– desarrolla "la influencia hebrea en los orígenes de las familias tradicionales argentinas".
Rigurosa investigación que contiene y reformula varios trabajos preparatorios publicados por el autor en los '90, bien puede inscribirse como capítulo local de La fe del recuerdo, el monumental ensayo sobre la presencia marrana en el continente americano recientemente publicada por el antropólogo francés Nathan Wachtel.
En razón de la hipótesis auxiliar que guía el texto, según la cual la "real coherencia de un grupo no está dada por el contenido de sangre, sino por la consistencia cultural que lo define", Saban desanda los sucesivos jalones que conservaron, asimilaron o extinguieron aquella poderosa tradición jasídica. La sistemática, no menos devota que criminal negación de tales ancestros, paradójicamente otorga una dimensión tanto del clivaje como de la profundidad histórica de esa inserción que, más allá del cholulismo de pispear los árboles genealógicos y listas de familias en pos de encontrar los mal entre los bien y los bien entre los mal, recupera el vivificante ejercicio de la memoria. Para una "alta" sociedad que se alucina descendiente de la estirpe borbona, cuando no de la nobleza austrohúngara, un baño de verdad histórica acaso sirva para despabilarla.