30.12.20

AK 015 201230


Compilación de textos e imágenes, edición e interpretación por Arq. Mariano Akerman


Sinagoga Kneseth Israel (Unión Israelita de La Boca y Barracas), Magallanes 1265, La Boca, 1907-1922. El templo fue construido en 1907 en la calle Magallanes 1265.[1-2] Se encuentra ubicado a pocas cuadras de la cancha de Boca Juniors.[2] El edificio fue testigo de inmigrantes judíos de Europa quienes se asentaron originariamente tanto en La Boca como en Barracas. Eran de la comunidad ashkenazi.[2] Pero a lo largo del siglo pasado esa inmigración se desplazó hacia otros barrios, como Balvanera y Villa Crespo, y el templo fue perdiendo concurrentes, hasta del rabino a cargo y su cierre definitivo en 1994.[1-2] Seguidamente, funcionó supuestamente como sede cultural, siendo eventualmente apodado “Kasa las Estrellas,” en alusión a la decoración existente con las Estrellas de David.[3] En 2001 el edificio fue usurpado por nazis y skinheads.[2] En 2019 fue Restituido a la comunidad judía en estado ruinoso.[2] Actualmente se encuentra en proceso de restauración.[4]

Estado del aron hakodesh al ser recuperada la sinagoga: “Al fondo, hay un altar con un armario maltrecho, una de sus puertas está apoyada sobre una pila escombros. Dentro de ese armario se guardaban los rollos de la Torá, que es la ley judía escrita por Moisés luego de que Dios se le revelara en el monte Sinaí.”[4]

Aron hakodesh

“Todos los templos, por más pequeños que sean, tienen presencia divina. Para nosotros ver todo esto fue dramático. [... Se] luchó durante años para recuperarlo. Desde el punto de vista cultural, esto es un sacrilegio. Para nosotros recuperarlo es un acto de reparación histórica. El templo lo tenemos que dejar como era originalmente.” Arquitecto Rafael Hugo Salama, de 71 años, que construyó templos en Buenos Aires y Uruguay y se ofreció para reconstruir ad honórem el templo junto a otros colegas. “Queremos que la presencia de lo moral vuelva a surgir en el templo. La gente se fue, la comunidad se diluyó y el lugar fue tomado. Ahora estamos en la punta del tiempo de ese pasado y venimos a hacer de estas brasas nuevamente fuego. Para que realmente haya una lluvia de bendiciones. La divinidad está oculta, tenemos que tener un mínimo de santidad para que vuelva la presencia divina,” señala Salama.[4]

Proyecto de restauración

“Buenos Aires es una ciudad con un gran patrimonio religioso que se fue tejiendo con el aporte que las distintas comunidades de fe realizan con su presencia real, de labor constante, en convivencia y paz. Celebro la recuperación de estos espacios que nos hablan de la vida espiritual, de la identidad, del encuentro y el diálogo interreligioso tan propio de nuestra ciudad.”[4]


Inicios de la recuperación del espacio


Registro visual, 2007-2020







Armario-biblioteca, 1922 

2007 [+]


2013 [+]


Talón de reserva de sitio para servicio religioso de las Altas Fiestas, sector galería de mujeres, 1935 [+]

Inscripciones hebreas con miembros de la congregación, incisas en placa de mármol, c. 1945


Referencias
1. “Recuperaron una antigua sinagoga de La Boca que estuvo 20 años usurpada,” Infobae, 6 agosto 2019, https://www.infobae.com/sociedad/2019/08/06/recuperaron-una-antigua-sinagoga-de-la-boca-que-estuvo-20-anos-usurpada/ [+]
2. Alejandro Horvat, “Cómo es la recuperada sinagoga de 1907 donde se hacían fiestas skinhead,” La Nación, 8 agosto 2019, https://www.lanacion.com.ar/sociedad/como-es-recuperada-sinagoga-1907-donde-se-nid2275473 [+]
3. "Kasa las Estrellas," Ser de Buenos Aires, 17 noviembre 2013, http://serdebuenosayres.blogspot.com/2013/11/kasa-las-estrellas.html [+]
4. Alejandro Horvat, “Comenzó la restauración del templo judío donde se hacían fiestas skinhead,” La Nación, 3 noviembre 2020, https://www.lanacion.com.ar/sociedad/templo-nid2498797 [+]

13.12.20

AK 014 201212


Profesionales (Miembros de la Sociedad Central de Arquitectos, antes de 1918). [+].

Historia de la profesión en Argentina

Ante la necesidad de contar con profesionales para el desarrollo de obras de infraestructura, la Universidad de Buenos Aires (UBA) creó en 1865 el Departamento de Ciencias Exactas. La iniciativa impulsada durante la gestión del rector Juan María Gutiérrez abría un área para la “enseñanza de las matemáticas puras y aplicadas, y de la historia natural."[1]
El 6 de junio de 1870, egresó del Departamento de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, el primer ingeniero civil de la Argentina, Luis Augusto Huergo (1837-1913), junto a otros once graduados argentinos.[2] A ellos se los conoce como los "doce apóstoles de la ingeniería argentina."[1]
La mayoría de sus tesis abordaron cuestiones vinculadas a la infraestructura vial y ferroviaria del país, como la de Luis A. Huergo sobre “Vías de comunicación” o la de Guillermo White sobre “Construcción de puentes”. Los temas elegidos mostraban la inquietud de los primeros graduados por la integración de la población, la economía y el territorio nacional, en un contexto en el que la idea de “construir la Nación” actuaba como un paradigma clave.[3]
Mientras Luis A. Huergo se recibió en 1870 como primer ingeniero argentino graduado en el país, si se consideran los graduados en el exterior, el primer ingeniero argentino fue Prilidiano Pueyrredón, quien había egresado como arquitecto e ingeniero de la École Polytechnique de París hacia 1848.[4]

Las primeras clases de arquitectura en Argentina tuvieron lugar en la “Escuela de Arquitectura” que formaba parte de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Como tal, funcionó dentro de su mismo edificio, sito en la calle Perú 294, en la llamada Manzana de las Luces.

El 29 de agosto de 1878 la Universidad de Buenos Aires expidió el primer diploma de Arquitecto -una reválida- a Ernesto Bunge, argentino formado en Alemania. Inmediatamente, el 2 de septiembre de ese mismo año, el segundo título fue expedido para el primer arquitecto egresado de la UBA: Juan Antonio Buschiazzo. Ambos profesionales fueron figuras prominentes de la Sociedad Central de Arquitectos, institución fundada en 1886.

En 1881, al nacionalizarse la Universidad de Buenos Aires, se fusionaron las Facultades de Matemáticas y de Ciencias Físico-Naturales, creándose la Facultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales. Fue su primer Decano el Ing. Luis A. Huergo y ya figuraba un arquitecto como profesor de Arquitectura: Joaquín M. Belgrano.

La aprobación del Reglamento de Construcciones de la ciudad de Buenos Aires en 1882 (que requería que los planos municipales de los edificios fueran firmados por un arquitecto o ingeniero), la creación la Sociedad Central de Arquitectos en 1886 y de un registro oficial de profesionales de la especialidad marcaron una clara afirmación de la identidad profesional de la arquitectura como profesión universitaria de orden público, al igual que la medicina o la abogacía. En 1889 el Gobierno reglamentó la revalidación de los títulos extranjeros y, en 1891, al reformarse el estatuto de la Universidad de Buenos Aires, las distintas carreras alcanzaron mayor identidad. Los inscriptos en Arquitectura, apenas sobrepasaban los diez en 1898.

En 1895 Enrique Chanourdie fundó la Revista Técnica, de carácter "científico-industrial", dirigida a ingenieros, arquitectos, agrimensores y afines. Se publicó entre abril de 1895 y marzo de 1916 siempre dirigida por Chanourdie.

Por entonces había arquitectos asociados al Centro de Ingenieros e ingenieros que ejercían y enseñaban Arquitectura. En gran medida la confusión entre ambas disciplinas derivaba de la parecida idoneidad de ambos profesionales para proyectar y dirigir la construcción de diversos tipos edilicios y del hecho de que en varias escuelas de arquitectura se expedían diplomas de "ingeniero arquitecto", lo que implicaba designar a un ingeniero capacitado para ejercer la arquitectura. Con los años, el deslinde de ambas profesiones adquirió nitidez. En 1897 Chanourdie firmaba un artículo propiciando la reglamentación de la carrera de arquitectura y la bifurcación de los respectivos planes de estudios. Arquitectos formados en Europa y profesores en la UBA, como Jules Dormal, dueños de un gran conocimiento técnico, se sentían sin embargo más cerca del ambiente cultural de los artistas tales como músicos, pintores y escultores, porque ellos dominaban también el sentido de las bellas artes.[5]

Referencias
1. Gabriela Naso, "La ingeniería argentina cumple 150 años," Página 12, 4 de junio 2. "150 años de los primeros ingenieros argentinos," Argentina.gob.ar, 5 de junio de 2020 [+]
3. "150 años de ingeniería argentina," PDF por Universidad de Lomas de Zamora, p. 2 [+]
4."Argentina celebra el Día de la Ingeniería," Radio Perfil, 6 de junio de 2020 [+]
5. Brandariz, "Breve historia de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires," 10 de febrero de 2009 [+]

5.12.20

AK 013 201205


Sánchez, Lagos y De la Torre, Edificio Kavanagh Córdoba 1184, San Nicolás [+]
Foto: Patricio Pidal

Buenos Aires es conocida por sus elegantes y recargados palacios de la Belle Époque. Pero también los edificios modernos de las décadas del 30 y del 40 dejaron su huella. Blancas, simples, altas, luminosas, estas construcciones se funden con el paisaje urbano, siendo fáciles de distinguir, pero muchas veces difíciles de encontrar. Más allá de los míticos rascacielos como el Kavanagh o el Comega, si uno mira a lo alto descubrirá que existen torres, antes llamadas casas de renta, un fenómeno socioeconómico en el cual quienes invertían para levantar estos departamentos eran, en su mayoría, profesionales y comerciantes exitosos que pretendían vivir cómodamente de alquileres en el momento de su retiro. Si bien al hablar de un edificio moderno se lo relaciona de inmediato con el racionalismo, el concepto es amplio y abarca diferentes estilos, entre ellos, el racionalista, explica la arquitecta María Isabel "Cocó" de Larrañaga en el libro Arquitectura moderna en Buenos Aires (1928-1945). [...] Es decir que nuestra arquitectura posee la calidad de "mestiza", en la que se funden estilos "para formar un híbrido distintivo de una época precisa: los años 30 y 40", señala Alberto Petrina, coautor de la obra. Un ejemplo proveniente de la vertiente déco neoyorquina es el imponente edificio de la avenida Córdoba 1184, en la esquina de Libertad, a cargo de los arquitectos Gregorio Sánchez, Ernesto Lagos y Luis María de la Torre, construido entre 1930 y 1931. Si bien para algunos se trata de un ensayo anticipatorio del Kavanagh, por su estilo y por la situación de esquina, el edificio no posee la escala ni los desafíos técnicos de ese rascacielos. A pesar de estar rodeado por antenas, cables y aparatos de aire acondicionado, con lo cual perdió parte de su original distinción, no deja de ser una obra histórica, vinculada también al estilo monumentalista, en el cual se elevaban los remates de las fachadas para darle mayor importancia, con un juego de volúmenes sobresalientes en algunos pisos, que podrían remitir a las pirámides. También impacta la entrada, con un imponente vano de medio punto recubierto de franjas de mármol travertino superpuestas. ― Virginia Mejía, "Patrimonio: cinco joyas racionalistas para volver a disfrutar en la ciudad," La Nación, 17 de octubre de 2018 [+]


á é í ó ú ñ ―

4.12.20

AK 012 201204


Ernesto Bunge, 1839-1913 ― [+]

Ernesto Bunge, Iglesia Santa Felicitas, 1872-1876. Isabel la Católica 520, Barracas

Ibid.

Ibid.

Ibid.

Ibid.

Ibid.

Ernesto Bunge, Penitenciaria Nacional, 1872-1877. Camino de Chavango, Palermo [+]

Ibid.

Ernesto Bunge, Escuela Normal de Maestras, 1878-1880. Córdoba 1951, entre Ayacucho y Riobamba [+]

2.12.20

AK 011 201202


Marcos Gabriel Vanzini (comp.), Historias curiosas de templos de Buenos Aires, 2a ed., Buenos Aires: Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, 2011, § 32, pp. 80-83: "La emilla de una comunidad que creció en una plaza."

Creemos en la importancia de preservar nuestra historia y nuestras raíces como camino hacia el respeto y el entendimiento mutuo. Estas Historias Curiosas nos recuerdan de qué forma llegaron a construirse los templos, el crecimiento de las comunidades y las visitas de distintas personalidades que muchas recibieron. Pero por sobre todas las cosas el el esfuerzo que los integrantes de cada comunidad pus[ier]o[n] en tener un lugar de pertenencia que los encuentre unidos y les permita compartir su fe y su identidad (Lic. Federico Suárez, Director General de Cultos, p. 10).

Todo grupo humano esconde en su entramado más vida de la que se pueden
percibir a simple vista. A lo largo de los años cada uno de los que nació o llegó a Buenos Aires, aportó algo que sumado al de otros tantos fue reescribiendo y adornando nuestra querida ciudad. La fe de miles de hombres y mujeres creyentes fue engendrando un importante número de comunidades de culto, que más tarde o más temprano, decidieron levantar un espacio físico que los congregue, los contenga y los identifique. [...] Es nuestra intención que al leer estos breves textos la sorpresa o el asombro haga nacer la inquietud de conocer más de cerca la inmensa riqueza que representa para la Ciudad de Buenos Aires la fructífera presencia religiosa de diversos cultos y tradiciones
(Vanzini, p. 11).


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§ 65. Bet El - Asociación Comunidad Israelita Latina de Buenos Aires, Piedras 1164, San Telmo

Bet El, San Telmo

En 1860 comenzaron a llegar, de manera individual y discretamente, judíos de Marruecos, la mayor parte de ellos era de origen sefaradí [...]. Se instalaron en el viejo barrio de San Telmo y sus primeros oficios religiosos los celebraban [...] en una casa particular propiedad de la familia Levy, en la calle [...] del Buen Orden. Posteriormente y porque aumentó el número de miembros de la comunidad se crearon otras dos sinagogas, también en domicilios particulares [...]. El aumento del número de integrantes de la comunidad determinó que en 1891 se fundara la Asociación Comunidad Israelita Latina de Buenos Aires. [...] En 1917, la comisión directiva de la Comunidad compró un terreno en la calle Piedras 1164 para edificar su propia sinagoga, cuya construcción fue encargada al arquitecto italiano José Tartaglia. El 14 de septiembre de 1919, se inaugró el edificio terminado con la presencia del Gran Rabino de la Congregación Israelita de la República Argentina, Don Samuel Halphon. La sinagoga [...] recibió el nombre de "Bet El." ' El arquitecto Tartaglia, que no era judío, la construyó en el estilo italiano que estaba de moda por aquella época, es un recinto elegante, alegre y luminoso. La luminosidad proviede de algunos vitrales que se hallan detrás del arca donde se guarda la Torá (los Rollos de la Ley), donde unos motivos geométricos de vivo colorido, que rodean a las Tablas de la Ley, confieren a este edificio un carácter y nua belleza propios de las sinagogas sefaradíes y orientales (Alicia Vischnivetzky de Benmergui, citada en Historias curiosas, pp. 170-171).

J. Tartaglia, Templo judeo-marroquí Bet El, 1919. Piedras 1164, San Telmo

A comienzos del siglo XX, la Congregación Israelita Latina, fundadora de esta sinagoga, logró la compra de un terreno en la calle Piedras 1164 donde se levantó el mencionado edificio. En esos años, cuando se realizó la obra, Buenos Aires no estaba tan poblada; la ciudad comenzaba a experimentar profundos cambios, derivados de la nueva composición social y del crecimiento económico que se vivía en ese momento.
Hacia finales del siglo XIX, la producción arquitectónica y la idea de progreso, alentaban a los constructores a abandonar la tradición nacional para incorporarse a los modelos de la cultura de Francia, Italia y Gran Bretaña.
Buenos Aires crecía y se transformaba adquiriendo las características de una metrópoli de población cosmopolita y se extendía creando nuevos centros, además de los consagrados. La imagen de la ciudad, en este período, como capital de una nación en formación, requería de nuevos símbolos que la identificaran con la modernidad, con la mirada puesta en Europa. En el viejo continente, el eclecticismo imperante recobraba imágenes de su historia, que nuestro país también adoptó. Por lo tanto, no nos resultará extraño hallar en los edificios construidos en dicho período, esas influencias, incluso en la tipología sinagogal.
Este edificio de la calle Piedras, interior y exteriormente, es un ejemplo más de la arquitectura porteña de la década del veinte. El proyecto estuvo a cargo de José Tartaglia, arquitecto de origen italiano, no judío, no existen otros datos, la obra habla en cada detalle.
Está emplazada en un terreno convencional entre medianeras, correspondiente a la división parcelaria de Buenos Aires, y la sinagoga ocupa la totalidad de los 8 metros de ancho del lote. El edificio está conformado por un hall de acceso que antecede a la sinagoga propiamente dicha, donde se encuentra la escalera de acceso a la galería superior y otros anexos. El salón está conformado por una nave única, rectangular. Esta forma define una fuerte dirección longitudinal ya que acceso y Eijal (arca), punto focal principal, se encuentran en los lados menores del mismo. Una tarima se eleva por encima del nivel del salón dando lugar a la ubicación de la bimá y detrás de ella al Eijal que se encuentra flanqueado por dos columnas doradas. Una galería superior, el espacio destinado para las mujeres, recorre el lado corto del acceso y los dos laterales largos hasta unos metros antes de llegar al espacio del Eijal. Se dispone a modo de balconeo sobre el salón principal y constituye una fluidez espacial que ha de permitir la participación de las mujeres en los servicios. Desde el techo, compuesto por una bóveda de cañón, pende una enorme lámpara; ubicada en el centro del salón, ilumina la parte principal. Además, hermosas lucarnas permiten una iluminación cenital natural, a la vez que dejan ver las estrellas por la noche. En el muro posterior del edificio, detrás del arca sagrada, se recortan cinco vanos cuyo cerramiento lo componen bellos vitrales.
El arquitecto incorporó en esta obra su saber y el lenguaje de influencia italiana. El antepecho que recorre la galería superior está ornamentada por pequeñas columnas de orden corintio. Esta arquitectura académica de finales del siglo XIX y principios del XX se hace evidente en la fachada, básicamente una conformación simétrica en que un gran arco de medio punto sobre dos pilastras abarca la totalidad de la composición. Las particiones verticales responden a un esquema tripartito enfatizando el área central donde se ubica la entrada. Por debajo del arco se ubican tres ventanales con vitrales, uno central de dimensiones mayores a los dos laterales siguiendo la tripartición mencionada.
Una partición horizontal, materializada por una suerte de friso adornado con pequeñas columnitas de orden corintio con arquitos de medio punto idéntico al detalle del antepecho de la galería alta del interior. Este friso llega hasta las pilastras laterales sin superponerse a ellas donde se destaca la verticalidad que muestran las mismas. Sobre este friso se ubicaban, además, las dos tablas que simbolizan las tablas de la ley, hoy inexistentes. Debajo de este friso tres puertas macizas de madera siguen la tripartición simétrica proveniente del interior. Para completar, el frente está adornada por arabescos siguiendo la curvatura del arco y las pilastras laterales contienen, cada una de ellas, un pequeño nicho donde se ubican un par de columnitas salomónicas coronadas por un pequeño arco en forma de herradura o morisco.
Todo el edificio se encuentra retirado de la línea municipal. Una escalinata eleva la edificación sobre el nivel de la calle. La línea municipal queda reconstruida a través de una reja. El edificio constituye una discontinuidad en el espacio urbano. Según el arquitecto Aldo Rossi, en una ciudad se manifiesta ese especial contraste entre lo universal y lo particular, lo individual y lo colectivo. Esta división de la esfera privada y la pública está relacionada con la arquitectura de la ciudad.
Las áreas públicas están constituidas por edificios de carácter colectivo, destinados a actividades de la comunidad que la identifican como tal. Los sitios religiosos, constituyen gran parte de este universo: son sus espacios sagrados.
Dentro del universo de los edificios de carácter colectivo edificados por la comunidad judía son las sinagogas los signos más visibles y representativos. Sus elecciones de lenguajes o estilos arquitectónicos respondieron, más bien, al momento histórico de la construcción de estos edificios y a las preferencias de cosmética de cada grupo según su origen o el de los diseñadores. Su presencia se ha de evidenciar a partir de su morfología, más monumental, algo retirados de la línea municipal, cargados con adornos y símbolos visibles propios del judaísmo. La sinagoga Bet El de la calle Piedras, se erige a manera de quiebre en el espacio profano de una ciudad (Sara Vaisman, "La sinagoga de la calle Piedras," Sefaraires magazín menzual independente, No. 47, marzo de 2006, pp. 5-6; https://esefarad.com/wp-content/uploads/2016/06/047-sefaraires-marzo2006.pdf).

§ 72. Gran Templo de Paso, Balvanera - txt. pp. 186-187

Templo Paso

En el conocido barrio del Once, la calle Paso le da popularmente nombre a esta importante sinagoga. Hacia 1894 un grupo de inmigrantes de religión judía, provenientes de Rusia y de Polonia, deciden comenzar con el estudio de los textos sagrados, [surgiendo así] el "Talmud Torá Harishoinó", considerándose a esta iniciativa el primer instituto de educación judía del país; el modelo a seguir eran los "Jeider" (habitación) existentes en la Europa Oriental; allí se comienzan a realizar los servicios religiosos. La locación de la institución fue cambiando desde la calle Viamonte al 1400, luego en Lavalle 1900 y más tarde en Lavalle 1700.

Meer Nortman y Salomón Jurovezky, Gran Templo de Paso, 1927.
Paso 423, Balvanera

[...] Se inauguró en 1927, con la presencia del presidente de la Nación, Marcelo T. de Alvear, la sinagoga de la calle Paso. El templo fue proyectado y construido por el arqitecto Meer Nortman y el ingeniero Salomón Jurovezky. En la guía Shalom Bs. As., encontramos una detallada descripción: La entrada es imponente por sus grandes arcadas, que conduce a una enorme puerta de madera que a su vez permite entrar a la sinagoga, con capacidad para cerca de dos mil personas sentadas. El techo está a unos veinte metros de altura, y de él cuelgan arañas móviles con motivos dorados. Los amplios balcones están divididos y sostenidos por gruesas columnas de concreto. Sobre el pasillo principal pueden verse los espaciosos asientos de madera y el gran sector del púlpito, al cual se sube mediante cuatro escalones. El Arca Sagrada, hecha en forma semicircular y pegada a la pared, tiene columnas de mármol de Carrara, una cúpula de madera y una corona dorada en su parte superior. Arriba del púlpito, que mira hacia la gente, hay un tradicional candelabro de seis velas labrado y bañado en oro. El templo cuenta con treinta y tres rollos de la tora, muchos de ellos adornados con motivos de leones y coronas.

Adrian Yekkes: Jewish Buenos Aires [+]


á é í ó ú ñ

1.12.20

AK 010 201201


Claudio Larrea y Cecilia Acuña, "Sinagoga de la calle Libertad: el templo que nació por amor a la música," La Nación, 3 de febrero de 2020 [+]. Fotografía: Brando-Larrea.

La música fue la gran inspiradora del diseño del templo actual de la primera Congregación Israelita de la República Argentina: la sinagoga de la calle Libertad. "La obra pudo realizarse gracias al importante aporte económico del empresario austríaco Max Glücksmann, que vivía en la Argentina por trabajo, en parte, debido a su actividad de representante de la discográfica alemana Odeón", cuenta Carlos Vitas, secretario de la Congregación. Su pasión por la música y sus cultivados conocimientos de arquitectura fueron la razón por la que Glücksmann trabajó codo a codo en el diseño de la sinagoga junto con el arquitecto encargado Alejandro Enquin, con quien compartían los mismos gustos e intereses constructivos.

Una de las sinagogas más importantes de nuestro país. La fachada, con la gran Estrella de David al frente.

Inspirada en las alemanas y francesas de principios del siglo XX.

En la liturgia judía, la música es uno de los elementos clave. De ahí que Glücksmann insistiera en que el techo fuera abovedado para lograr una acústica sobresaliente que permitiera disfrutar del sonido del órgano tubular que hizo instalar en 1931: un espectacular instrumento alemán marca Walker que hoy es uno de los tres que sobreviven en el mundo, debido a que los demás fueron destruidos por el nazismo.

También se ve la luz eterna, o Ner Tamid. La nave del templo, con un aire bizantino en la cúpula dorada.

Descompuesto durante años, en 2017 culminó la reparación que se financió con fondos alemanes -se estima en unos ?30.000- y que estuvo a cargo de la Casa Franco, especializada en órganos de tubo. Por eso, todos los miércoles a las 13, de marzo a diciembre, se realizan conciertos gratuitos abiertos al público interesado.

Conserva uno de los tres órganos de tubo marca Walker que hay en el mundo.

En el diseño de la obra y en la decisión de instalar el órgano fue clave el aporte del empresario austríaco Max Glücksmann, que vivía en la Argentina por su trabajo como representante de la discográfica alemana Odeón.

El templo comenzó a construirse en 1897 y recién logró terminarse en 1932. En el año 2000 fue declarado Monumento Histórico Nacional y figura, de acuerdo con el Gobierno de la Ciudad, entre los 50 edificios más valiosos erigidos entre 1920 y 1970.

El hall de entrada al templo

De estética austera, el estilo de la obra va del románico al bizantino con un pie puesto en el art déco, la corriente por excelencia de la época. "Se nota una gran influencia de las sinagogas del norte de Francia y del sur de Alemania. El arco romano de medio punto es el elemento principal que se repite en toda la construcción. Incluso en la base de la araña -de estilo románico- que corona el espacio, los arcos también se repiten", ilustra Vitas.

El arco romano de medio punto es el elemento principal que se repite en toda la construcción.

Sobre el extremo que mira al Este se encuentra una cúpula dorada, cuyo objetivo es darle un toque oriental a la edificación. En el medio, un vitral circular deja pasar luz natural a través de una Estrella de David ubicada en el centro, acompañada de un pentagramaton -que son las letras con las que los judíos representan a Dios y que no pueden nombrarse- y de las llamas de fuego que simbolizan la zarza ardiente que vio Moisés en el monte Sinaí.

Enmarcado en una policromía de mármoles, el Arón Hakódesh es el lugar donde se guardan los rollos de la Torá o el Pentateuco.

Justo por debajo de esta cúpula, se halla el Arón Hakódesh, que es el gabinete donde se guardan los rollos de la Torá. Recubierto de mármol y con una vitrina en el frente, se oculta detrás de una cortina de terciopelo que separa lo sagrado de lo profano. Aquí, también se encuentra la luz eterna encendida en una lámpara ornamentada con estrellas de David que es de estilo totalmente art déco.

Los vitrales distribuidos en los laterales del edificio son el elemento decorativo por excelencia.

El elemento decorativo por excelencia en el interior del templo son los 20 vitrales distribuidos en los laterales del edificio de tres plantas. Todas las paredes están revestidas de piedra París, combinada con piedra que intenta imitar a la de Jerusalén. Los temas representados en los vitrales se relacionan con diferentes elementos de la simbología judía. "En distintos casos, no hemos podido descifrarla del todo quizás debido al gusto especial de los europeos por las sociedades secretas", señala Vitas.

Todas las paredes están revestidas de piedra París, combinada con piedra que intenta imitar a la de Jerusalén.


* Asesoramiento. Ingeniero Carlos Vitas, secretario de la Congregación Israelita de la República Argentina.