11.2.10

Acerca del sadomasoquismo

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Sadomasoquismo.* Acrónimo de los términos sadismo y masoquismo. El sadismo es la obtención de placer al realizar actos de crueldad o dominio. El término sadismo se relaciona con el Marqués de Sade, escritor y filósofo francés autor de numerosas obras donde el sadismo sexual ocupa un papel de gran importancia. Su antónimo y complemento potencial es el masoquismo, obtención de placer al ser víctima de actos de crueldad o dominio. Ambos puede ser de naturaleza sexual o no. La característica fundamental que distingue al masoquismo de otros tipos de sumisión es la algolagnia o satisfacción obtenida al sufrir un dolor físico de intensidad variable.

SADISMO. Es una característica del hombre, difícil de identificar en otras especies y ampliamente documentada desde los orígenes de la especie (hallazgos antropológicos, obras históricas, etc.). Los actos de crueldad elaborada, excesiva o gratuita contra animales, personas y colectivos constituyen una constante en la historia de la humanidad. Frecuentemente son justificados como exigencia para el mantenimiento de la disciplina, el orden familiar, social y/o orden divino. A veces son el resultado de necesidades de sometimiento, ejemplarización o retribución (consecuencia de los actos de guerra). Algunas sociedades transformaron varios de estos actos de crueldad en festejos colectivos, como sucede con el circo romano o la tortura y la ejecución pública de los indeseables.
La realización de algunos actos de crueldad constituye un mandato divino en ciertas religiones.
Por lo general, tales actos de crueldad son considerados malignos cuando se realizan por razones exclusivamente personales y privadas o al margen de los mecanismos de socialización o sacralización. Por ello, resulta complejo separar la crueldad y el sadismo de sus justificaciones sociales en tiempos anteriores a la Edad Moderna, y sólo nos han llegado noticias de sádicos históricos cuando el uso privado o el nivel y grado de elaboración de la crueldad llamaron la atención de sus coetáneos. Este es el caso de personajes como Calígula, Tiberio, Gilles de Rais, Vlad Tepes, Murad IV, Isabel Báthory o Catalina la Grande. En general, la crueldad es indistinguible del ejercicio del poder a nivel familiar o social hasta la llegada del humanismo renacentista y la plasmación de la singularidad individual a partir de los derechos elaborados a solo en la Edad Moderna. Así, resulta imposible hasta ese entontes diferenciar claramente el disfrute personal de la crueldad del ejercicio de la crueldad colectiva. Dicho sea de paso, quienes comenzaron a hacerlo fueron rápidamente tildados de pervertidos o psicópatas.

MASOQUISMO. La observación histórica y antropológica del masoquismo resulta aún más oscura. En el periodo premoderno, el masoquismo quedó enmascarado por el hecho de que el comportamiento ideal del súbdito (a diferencia del propio del ciudadano) era análogo al de un esclavo masoquista, implicando el reconocimiento de la autoridad y la sujeción a la misma, la obediencia sin paliativos, la aceptación del orden impuesto y de los métodos de castigo utilizados para mantenerlo, la cooperación con los mecanismos represivos, etc. Tal comportamiento fue y es particularmente reforzado respecto a las mujeres en las sociedades patriarcales.
Adicionalmente, en tiempos de brutalidad se provocaban situaciones que eran luego controladas a través de la aplicación del dolor.
El mencionado enmascaramiento dificulta enormemente la identificación de los masoquistas a lo largo de la historia, obligando a deducir su existencia a partir de sus acciones (cosa que resulta siempre discutible). Tal sería el caso de algunos mártires y líderes, que buscaron activamente su propia destrucción, pese a que las circunstancias no lo exigiesen. Asimismo se trasluce en algunos personajes literarios, tales como el caballero Lancelot de las leyendas artúricas.
En todo caso, el masoquismo es igualmente una característica singular del hombre (ya que no se halla en otras especies). Son incontables las personas que buscan y mantienen situaciones en las que resultarán dañadas, humilladas, castigadas, torturadas o destruidas. Acaso las sociedades organizadas serían imposibles sin semejantes rasgos masoquistas en buena parte de la población.
El masoquismo parece hallar satisfacción en:
- El sometimiento al orden, el control y la predecibilidad de los acontecimientos, renunciando a los impulsos propios.
- El abandono temporal o permanente de la responsabilidad propia (sobre todo cuando ésta resulta agobiante) para retornar así a un estado 'infantil' (en el que se libera de sí para pasar a depender de otra persona o sistema).
- Ocasionalmente, reproducción de experiencias infantiles traumáticas a fin de superarlas.
- El alivio de sensaciones de culpa y/o la excitación sexual través del castigo.
- En algunos casos, la reivindicación del yo ser desde el papel de víctima sacrificada o dispuesta.
Uno de los masoquistas más conocidos de la historia fue el militar, aventurero y arqueólogo inglés Lawrence de Arabia.

ALTERNANCIA. La característica que diferencia al sádico y al masoquista del sadomasoquista es la propensión de este último a intercambiar frecuentemente los roles (switch), cosa que detectó Richard Freiherr von Krafft-Ebing en su estudio de casos. Sigmund Freud por su parte afirmó que el masoquismo masculino no es sino una transformación del sadismo.
Las personas dispuestas participar en prácticas sadomasoquistas suelen hacerlo desde cualquiera de los dos papeles (tal cosa que en principio no ocurre con las personas que solo ejercen roles ya de dominación o ya de sumisión).
En entornos psiquiátricos y penitenciarios, los sádicos patológicos son extremadamente proclives a adoptar roles masoquistas e incluso a buscarlos activamente. Son sadomasoquistas conocidos por sus actividades sádicas, pero en quienes las masoquistas están igualmente presentes.

Transformación de las percepciones del sadismo y masoquismo
A. Perversión. La práctica de actos sadomasoquistas consensuados individuales o grupales aparece esporádicamente en la historia ya desde la Antigüedad. En en el siglo IX a.E.C. existen referencias de flagelaciones en el culto a la diosa Artemisa (Arthemis Orthia). La Tomba della Fustigazione (período etrusco, siglo VI a.E.C.) contiene la pintura de dos hombres azotando a una mujer en un contexto inequívocamente sexual. El conocido Kama Sutra (India, siglo IV a.E.C.) describe formas de relaciones sadomasoquistas. Los poetas romanos Juvenal y Petronio se refieren en su obra a personas atadas y azotadas por razones puramente eróticas. Las orgías de los cultos mistéricos extendidos por el Mediterráneo oriental desde el Neolítico en adelante incorporaron rituales sangrientos, cuyo corte era netamente sadomasoquista.
Sin embargo, el surgimiento del sadomasoquismo como actividad sexual diferenciada se manifiesta con los ya mencionados avances de la Edad Moderna. El ser humano, convertido en individuo y ciudadano, da rienda suelta a sus pasiones privadas en un contexto igualmente privado. La novela Fanny Hill (1740) incorpora la flagelación sexual y ya desde 1769 son conocidos los informes acerca de prostíbulos que se especializan en prácticas sadomasoquistas. Por esa misma época, el Marqués de Sade desarrolla su obra y se mete en problemas político-sexuales que le costarán no pocos años de prisión. Donatien-Alphonse-François de Sade, conocido mejor como el Marqués de Sade (1740-1814), fue un aristócrata convertido en revolucionario, fue también escritor y practicante del sadomasoquismo. Estuvo preso un total de 32 años por motivos diversos. Murió en el manicomio de Charenton. Resulta complejo determinar si se trataba de un liberal extremo o de uno de los primeros anarquistas. En todo caso, fue un materialista ateo partidario de la utopía. En 1785, estando preso en la Bastilla, escribió Los 120 días de Sodoma, donde un asesino sádico acaba atrozmente con la vida de 46 adolescentes mientras escucha los relatos de varias prostitutas. Dado su alto voltaje, tal libro no fue publicado hasta 1905. Sin embargo, en 1787, estando aún preso, redactó Justine o los infortunios de la virtud, que se considera el primer libro sadomasoquista de todos los tiempos. Relata la vida de una infortunada huérfana quien, entre sus 12 y 26 años, es sometida a todo tipo de perversiones, tormentos y abusos. No se trata de una obra meramente erótica, ya que presenta un aspecto político-moral, reforzado mediante una inversión radical de la justicia poética de todos sus antecesores: la virtuosa Justine es castigada por todos los grupos sociales y condenada a una existencia misérrima e impotente; mientras que su hermana Juliette, más lasciva y corrupta, triunfa y asciende rápidamente en la escala social, lo que le permite hacer el bien como Madame de Lorsagne. En 1795, su Filosofía en el tocador transformaría la sexualidad sadomasoquista en un arma de liberación política, y viceversa. Otras obras destacadas del Marqués de Sade son Juliette o el vicio recompensado (1797), que abunda en la personalidad de la hermana de Justine; Aline y Valcour; Los crímenes del amor, y muchas más (algunas de ellas destruidas por sus familiares con posterioridad). Conocido como el Divino Marqués, Sade se convirtió en un personaje controvertido e inmensamente popular. Sus libros se tradujeron a numerosos idiomas y fueron leídos por millones de personas. No obstante, muchos practicantes contemporáneos del sadomasoquismo encuentran estas obras tremendamente incómodas, pues apenas hay consenso en sus relatos. Las víctimas son sometidas por la fuerza, raptadas contra su voluntad, violadas, torturadas y frecuentemente asesinadas; además, la mayoría son menores de edad (cosa a la que no se daba demasiad importancia por aquellos tiempos). Sólo Filosofía en el tocador presenta una cara algo más amable. Mas el erotismo de Sade es el erotismo de un asesino o un agresor sexual sofisticado y no el de un practicante del sadomasoquismo en el siglo XXI.
B. Psicopatología. La presencia de agresores sexuales es una constante histórica. Mas el asesino sádico privado no aparece documentado en la historia hasta finales de la Edad Media y solo se generaliza en el siglo XIX. Resulta imposible determinar si es un fenómeno genuinamente novedoso, o si este tipo de delincuentes permanecían disimulados por las estructuras sociales, culturales y políticas anteriores o bajo coberturas legendarias (vampiros, hombres lobo, etc.). En todo caso, los primeros asesinos sádicos conocidos son Eusebius Pieydagnelle (Francia, c. 1870, 6 víctimas), Jack el Destripador (Inglaterra, 1888, 5 víctimas), Joseph Vacher (Francia, 1898, 11 víctimas) y H. H. Holmes (Estados Unidos, 1896, 27 víctimas).
Hacia 1843, el médico húngaro Heinrich Kaan había publicado un libro titulado Psychopathia sexualis (Psicopatía del Sexo), donde transformaba los pecados del cristianismo en enfermedades mentales. Así, términos morales como "perversión", "aberración" y "desviación" pasaron al vocabulario clínico con el correr del siglo XIX. En 1890, el psiquiatra y forense alemán Krafft-Ebing publicó Neue Forschungen auf dem Gebiet der Psychopathia sexualis (Nueva investigación sobre la Psicopatía del Sexo), el primer tratado clínico completo sobre las alteraciones de la sexualidad. Para Krafft-Ebing, toda manifestación sexual que no condujera a la reproducción era anómala, y el sadomasoquismo caía plenamente en este concepto. Fue él quien acuñó los términos sadismo (por el Marqués de Sade) y masoquismo (por la obra La Venus de las pieles de su contemporáneo Leopold Von Sacher-Masoch; en ella, un hombre es sometido por las manos de una mujer).
- Psicoanálisis. Poco después, en 1905, Sigmund Freud establecería una hipótesis psicoanalítica sobre el sadismo y el masoquismo, en Drei Abhandlungen zur Sexualtheorie (Tres escritos sobre la teoría sexual) formula la tesis de que "la excitación sexual se genera como efecto colateral, a raíz de una serie de procesos internos, para lo cual basta que la intensidad rebase ciertos límites cuantitativos." Así, la excitación propia del dolor producido en el cuerpo, en tanto cumple con tal condición, equivaldría a una excitación sexual de este tipo, concebida como un mecanismo fisiológico que tiene lugar en la infancia, y sólo ocasionalmente se prolonga más allá de ésta. Más tarde, en 1913, el psicoanalista Isidor Isaak Sadger usaría por primera vez el término sadomasoquismo.
En el año 1924, Freud publica un estudio sobre masoquismo «Das ökonomishe Problem des Masochismus», donde recopila su experiencia en el tratamiento psicoanalítico de personas que lo padecen. Menciona tres formas de masoquismo: masoquismo erógeno, masoquismo femenino y masoquismo moral, siendo el primero de ellos, según él, el fundamento de las otras dos formas.
En su estudio se mencionan, en lo concerniente al masoquismo femenino, sólo unos casos de pacientes varones. Dentro de esta forma distingue, por otra parte, entre aquellos sujetos que llevaban a cabo «escenificaciones» masoquistas y los que se contentaban obteniendo la satisfacción que les procuraba el sólo fantasearlas. Según el estudio, ambas, las escenificaciones reales y las fantaseadas, se correspondían punto por punto. Su contenido «manifiesto» era idéntico: "ser amordazado, atado, golpeado dolorosamente, azotado, maltratado de cualquier modo, sometido a obediencia incondicional, ensuciado, denigrado"[1]
Freud asegura que en todos los casos puede hallarse que la persona es colocada en una "situación característica de la feminidad, vale decir, ser castrado, ser poseído sexualmente o parir". Si bien, aclara que "la castración o el dejar ciego, que lo subroga, ha impreso a menudo su huella negativa en las fantasías," mas a los genitales o los ojos de hecho no les pasa nada.[1]
Por otra parte, el autor destaca que dicha forma de masoquismo se basa en el erógeno, que también califica de primario, y lo vincula a la actividad de cierta pulsión que denomina pulsión de muerte o pulsión de destrucción. Una parte de la cual sería puesta al servicio de lo que se conoce como sadismo, quedando otro sector como un remanente donde discierne el «masoquismo erógeno primario». De este modo, la pulsión de destrucción se desdoblaría en un fragmento reconducido sobre los objetos y otro que encuentra su objeto en el propio sujeto. De éste distingue, a su vez, el masoquismo secundario, correspondiente a una reintroyección del sadismo.
En cuanto a la tercera forma, el masoquismo moral, allí no es tan evidente su vínculo con la sexualidad. En particular, desaparece la condición que parecía general de todo padecer masoquista de provenir de la persona amada. Lo que parece, más bien, es que "el padecer es lo que importa, no interesa que lo inflija la persona amada o una indiferente".
Destaca además algunos casos en los que le fue dado encontrarse con una suerte de «sentimiento de culpa inconsciente» que se exterioriza en una extraña satisfacción obtenida de las resistencias hacia el restablecimiento, vinculada a la «reaccción terapéutica negativa». En relación a este punto, manifiesta además que en algunos casos de neurosis graves, refractarias al tratamiento psicoanalítico, los síntomas desaparecen ante circunstancias tales como un matrimonio desdichado, la pérdida de la fortuna económica, una grave enfermedad orgánica. Aparentemente, un padecimiento ha venido en sustitución de otro, tomando su relevo.
En cuanto a la explicación de semejantes fenómenos clínicos, Freud vincula la «conciencia inconsciente de culpa» a la tensión que puede darse entre el yo y el superyó en el sujeto debido a que aquél "puede volverse duro, cruel, despiadado hacia el yo a quien tutela. De este modo, el imperativo categórico de Kant es la herencia directa del complejo de Edipo",[2] ya que dicha instancia psíquica surge, según sus teorías, de la desexualización de este complejo, en el que en virtud del masoquismo primario el sujeto se hace castigar por un poder parental. Luego, el mismo puede ser revivido mediante el proceso de regresión que torna fallida su superación.
- Exposición. En 1954 la publicación de Historia de O, escrita por Pauline Réage, causó sensación. Se trata de un relato de sumisión femenina total con fuerte carga sadomasoquista (análoga a la esclavitud).
A partir de los años 1950, algunos veteranos norteamericanos de la II Guerra Mundial, unidos por su condición homosexual, fueron estableciendo en California y Nueva York la llamada subcultura del cuero (estrechamente vinculada con la sexualidad no convencional, el fetichismo y el BDSM [3]). Se trataba de una estructura rígida y exclusivamente gay, que, a su manera, expuso al sadomasoquismo y tendió a reivindicarlo. Durante las décadas siguientes, la erótica del cuero fue también adoptada por lesbianas y heterosexuales, para ser finalmente abrazada por la cultura popular. Pese al horror de conservadores religiosos y feministas, hoy en día los íconos sexuales que involucran la fuerza, el cuero y los látigos ya no son raros.
- Blanqueo. El sadismo y el masoquismo fueron entendidos durante más de un siglo como enfermedades mentales potencialmente peligrosas. Entonces no existía una distinción clara entre el asesino sádico y quien practicaba el sadomasoquismo de común acuerdo. Los sadomasoquistas fueron considerados locos y criminales en potencia hasta 1994, año en que se excluye al sadismo y al masoquismo del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV). Con la publicación del DSM-IV, los agresores y asesinos sexuales son categorizados en función de los trastornos antisociales que impulsan sus actos, mientras que los practicantes del sadomasoquismo tienden a autodescribirse como "personas con una afectividad diferente."

SADOMASOQUISMO VISUAL

"Sadoma-show," mosaico digital configurado a partir de imágenes obtenidas de Internet, 10.2.2010 (click sobre la imagen para agrandarla). Nótese la dificultad que presenta aquí el distinguir ficción de realidad. La cabeza sostenida por un brazo es una escultura de Pascal Bircher de 2006, titulada But you get up again (Pero volverás a levantarte una vez más). Le sigue el detalle de un azotamiento público que tuvo lugar en Teherán en 2007. El propósito de la lengua perforada por una jeringa hipodérmica que parece haber extraido considerable sangre de la misma es incierto, pero por su naturaleza la imagen es sadomasoquista. El hombre desollado tendido sobre el suelo proviene del film Les boys en enfer de 1985. El varón que ostenta una paleta de ping-pong y esta a punto de aplicársela a su compañera pertenece a un sitio para sadomasoquistas adultos. El torero acabando con la bestia negra fue extraido de un sitio francés que denuncia el maltrato para con los animales. La chica amordazada proviene del anuncio de un film para adultos. El hombre humillado y casi crucificado sobre una res vacuna tiene su origen en un happening en el norte europeo. La última imagen muestra el trasero de una mujer lesbiana estimulada por su amante a golpes de tablilla, la misma lleva la inscripcion "attitude adjuster" (ajusta-actitud).

Demografía del sadomasoquismo. No existen datos fiables acerca del comportamiento sadomasoquista en el conjunto de la sociedad. Se han realizado encuestas y estadísticas con universos limitados, pero ellas son eclipsadas por dudas sobre la metodología y sinceridad de los encuestados. En general, se considera que entre el 10% y el 20% de la población demuestra interés habitual en las prácticas BDSM y que entre un 2% y un 4% practica el sadomasoquismo en exclusividad. Por otra parte, un 20% podría haber practicado BDSM alguna vez.

Referencias
*. Parte del presente texto proviene de Wikipedia, pero fue aquí editada por quien escribe.
1. Freud, El problema económico del masoquismo, en Obras completas, AE, tomo XIX, Bs. As.
3. BDSM acrónimo formado por las iniciales de las prácticas de la sexualidad no convencional: B = Bondage (del inglés to bind, maniatar; pero usado en su sentido general, para referirse a esposas, encordamientos, ataduras, mordazas y todo tipo de restrictores aplicados con fines de estimulación erótica), D = Disciplina y Dominacion, S = Sumision y Sadismo, M = Masoquismo. En inglés, bondage and discipline, dominance and submission, sadism and masochism. Véanse los enlaces externos en Wikipedia castellana e inglesa; y también sus imágenes.

Fuentes consultadas
Berdet, Marc. Rire et sadisme chez le jeune Disney, 1928-29, conferencia, Nantes, École supérieure des Beaux-arts, 31.3.2008
Bondage Glossary, Perversion Online (12.2.2010).
Dateschlag, Alemania (12.2.2010)
FAQ, Unrealities, Soc.subculture.bondage-BDSM, 3.11.1995
Hall, Lesley. Pain and the Erotic, The Wellcome Trust, UK (17.11.2008).
Seguro, sensato y consensuado, Agony & Ecstasy: azotaínas eróticas y castigos similares, España, 2002-7 (tr. Safe, Sane and Consensual).
Sex Toy Jargon, Adult Sex Toys 2 Go, Reino Unido (12.2.2010)
SM-201, Backdrop, US, 1995-2006
Swales, Michaela. Pain and Deliberate Self-harm, The Wellcome Trust, UK (12.2.2010).
Shadowborne et al., Articulos varios, Leather and Roses (12.2.2010); ver también sitio oficial.

Para ampliar el debate:
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Breslow et al. "On the Prevalence and Roles of Females in the Sadomasochistic Subculture: Report of an Empirical Study," Archives of Sexual Behaviour 14/1985, pp. 303-17.
Bullough, V. et al. "Sadism, masochism and history, or When is behaviour sado-masochistic?," en Sexual Knowledge, Sexual Science: The History of Attitudes to Sexuality, ed. Roy Porter y Mikulas Teich, Cambridge: Cambridge UP, 1993.
Cáceres, José. Parafilias y violación, Madrid: Síntesis, 2001.
Califia, Pat. Coming to Power: Writings and Graphics on Lesbian S/M, Boston: Alyson Publications, 1987.
---. Public Sex: The Culture of Radical Sex, Cleis Press, 2000.
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Chancer, L. "Definiendo una dinámica básica: paradojas en el corazón del sadomasoquismo," en Antropología de la sexualidad y diversidad cultural, Madrid: Talasa, 2003.
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Etxebarria, Lucía, y Sonia Núñez. En brazos de la mujer fetiche, Booket, 2001.
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Gilabert-García, Álvaro, y Mònica Font i Garcia. Diccionari multilingüe de BDSM, Barcelona: Bellaterra, 2004.
Grahamm, Scott. Los atractivos de la dominación femenina, Madrid: Fundación Universidad y Empresa, 1991.
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Meibomius, J.H. A Treatise of the Use of Flogging in Venereal Affairs (1761), Londres, 1801
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Weinberg, Thomas S. "S&M – Studies," en Dominance and Submission, Nueva York: Prometheus Books, 1995.
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